Mientras tanto la pequeña juega con pompones, hueveras y palos.
Verle conseguir cosas nuevas, ver cómo controla sus manitas, cómo investiga, verle su cara de orgullo y felicidad al conseguir meter el palito en la ranurita que le hemos hecho a la huevera, ver su perseverancia, su manera de jugar con los materiales...¡Cuántos aprendizajes con tan poco! ¡Es una maravilla!
Ya me pasó con sus hermanos y me sigue pasando con ella, la concentración y atención que ponen en cada cosa nueva que hacen, esa boquita abierta, esos morritos hacía fuera, esa capacidad de probar de distintas maneras para conseguir lo que quieren, son verdaderos mini científicos haciendo un ensayo de acierto-error.....¡De verdad que me alucina, es MAGIA! .
Los niños son curiosos, investigan, imitan, aprenden jugando, solo debemos prepararles el ambiente y los materiales para que sean adecuados para ellos y así facilitarles que ese juego se convierta en un verdadero aprendizaje.
Soy de las que piensa que aún cuando crecen, el aprendizaje debe seguir siendo igual de divertido y no convertirse en una carga. Así que eso intentamos también con los dos mayores, que no pierdan las ganas de aprender, y que lo hagan pasándolo bien.
De momento va muy bien la cosa, tenemos unos amantes del saber en casa, el mayor lo cuestiona todo ( ¿de dónde viene la tinta del boli?, ¿cómo se hace la goma?, ¿porqué no pueden salir los dos papás si viven juntos y si tienen coronavirus ya se lo habrán contagiado?...), y nuestro segundo es un verdadero científico, va más allá de lo que ve, desmonta todo para ver cómo funciona... cada uno a su manera, no se conforman con lo que se les da o dice, quieren entenderlo y comprenderlo por ellos mismos.
Espero que nunca pierdan esas ganas de aprender y que no dejen de disfrutar mientras lo hacen.
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