Es importante que aprendan desde pequeños que todos, según nuestras capacidades, podemos ayudar en las tareas de casa.
De momento lo hacemos sin encargos, y son ellos los que muchas veces se ofrecen a hacer diferentes tareas, aunque a veces la comodidad puede más y debemos recordarles que deben ayudar y no quedarse esperando a ser servidos, porque hay más alegría en dar que en recibir.
La casa es cosa de todos y todos colaboramos para intentar hacer la vida más agradable a los demás. Si todos ponemos de nuestra parte, las cosas funcionan mucho mejor.
Hoy el mayor me ha visto fregando lo de la cena y ha venido a fregar conmigo. Cuando tienes más de un hijo, estos momentos son oro. Él feliz de ayudar y yo más de poder prestarle toda mi atención y poder escuchar todo lo que tiene por contar, sin interrupciones.
Esperemos que nunca se les acaben estas ganas por ayudar y que nosotros sepamos aprovechar esos momentos a solas con ellos!
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